El Ojo Rojo: posibles causas

ojo rojo perros

El síndrome de Ojo Rojo es un término utilizado para referirnos a diferentes patologías oculares en las que observamos el ojo de color rojo.

Hay que saber que este síntoma no es una enfermedad en sí, sino un indicador de que hay alguna alteración en el ojo de nuestra mascota. Corresponde a los veterinarios identificar el problema de origen.

Asociados al cambio de color podemos observar otros síntomas como:

  • Dolor. El animal parpadea mucho, mantiene el ojo más cerrado de lo normal, evita la luz, etc.
  • Secreciones. Las lágrimas normales son sustituidas por secreciones blanquecinas, marronáceas, verdosas y / o mucosas.
  • Vascularización. El aspecto rojizo es debido al aumento de la vascularización. Puede afectar a la conjuntiva, a la córnea, al interior del ojo o a los anexos (p.e. los párpados).
A menudo, los propietarios de las mascotas confunden este síndrome con una conjuntivitis simple; y aplican un tratamiento sin consultar a un veterinario. Esto supone un riesgo para al animal, ya que sin tener en cuenta la causa, el tratamiento puede resultar nocivo.

Errores comunes

  • Limpieza con manzanilla. Las infusiones contienen partículas suspendidas que en sí mismas pueden provocar irritación e inflamación. En el caso concreto de la manzanilla, además, el polen de la flor, es un potencial agente alergeno.
  • Utilización de colirios con corticoides. Si existe una úlcera que no hemos visto, podemos profundizarla o complicarla con un tratamiento no adecuado.
  • Utilización de colirios con antibióticos. Como por cualquier otra vía, los antibióticos, usados de forma no adecuada pueden provocar graves resistencias en un futuro.

A todo ello hay que añadir que los colirios pueden contaminarse fácilmente y ser fuente de infección. Es por eso que al finalizar un tratamiento hay que desecharlos siempre.

Causas

Para que entendáis la seriedad del problema, a continuación, os ofrecemos un breve resumen de las causas del Ojo Rojo. Aparecen clasificadas según la parte de este que se vea afectada por la causa de origen.

Afectando a los párpados y conjuntiva 

  • Quemosis: es la presencia de edema (inflamación por acumulación de líquido) en la conjuntiva. De origen alérgico, traumático, inflamatorio, infeccioso o neoplásico (tumoral).
  • Conjuntivitis: la inflamación de la conjuntiva puede ser primaria o secundaria. El primer caso se debe a infecciones o alergias. Y el origen del segundo puede ser muy variado (déficit de lágrima, pestañas en una localización anormal, úlceras o inflamaciones de la córnea, glaucoma, cuerpos extraños…).
  • Alteraciones de la membrana nictitante: puede producirse prolapso (exposición) de la glándula o del cartílago, quistes lagrimales, tumoraciones o la simple procidencia (exposición) de la membrana.

Afectando a la córnea y cámara anterior

  • Neovascularización y hemorragias: la córnea sana es avascular (no tiene vasos sanguíneos), por lo que si vemos vasos en ella quiere decir que tenemos un problema.
  • Tejido de granulación: se trata de una formación que sobresale por encima de la córnea como parte de la curación de una lesión inicial, generalmente una úlcera. Si el tamaño es excesivo, suele indicar que la causa persiste.
  • Hifema: es el acúmulo de sangre en la cámara anterior del ojo. Puede estar causada por un simple traumatismo. Pero también por enfermedades más graves, como hipertensión arterial, coagulopatías o un glaucoma crónico.

Afectando a la cámara posterior y órbita

  • Hemorragia vitreorretiniana: provocada por traumatismos, enfermedades infecciosas, neoplasias, hipertensión arterial o problemas de coagulación entre otras. Asociado a ceguera súbita en la que observamos una pupila dilatada y roja.
  • Absceso retrobulbar: como consecuencia se produce una protrusión (abombamiento) del globo ocular, coloración roja, procidencia (salida) del tercer párpado e inflamación de la córnea (queratitis) por exposición. Suele ocurrir por entrada de gérmenes en la órbita. Bien a través de la cavidad bucal como consecuencia de otro proceso infeccioso en la zona. Puede provocar fiebre y decaimiento en nuestra mascota.

Raquel Herrero Agost, Veterinaria