La displasia de cadera en perros y gatos

La displasia de cadera es una malformación de la articulación coxofemoral  que aparece durante el periodo de crecimiento. Básicamente, consiste en que la cabeza del fémur no se acopla correctamente en la cavidad de la pelvis donde debe encajar. Esto dificulta el juego de dicha articulación en mayor o menor grado y tiene como consecuencia su degeneración. En este artículo explicaremos la causa, síntomas y tratamiento de la displasia de cadera en perros y gatos.

Algunas razas, como el Pastor Alemán, tienen mayor predisposición a sufrir displasia de cadera.

Son varios los factores que contribuyen al desarrollo de este problema.

Algunas razas tienen más predisposición a sufrir displasia de cadera que otras. Es especialmente frecuente en perros de razas grandes (Pastor Alemán, Labrador, Rottweiler…), aunque puede aparecer en animales de todos los tamaños. Es también frecuente en las razas grandes de gato como el RagDoll, el Maine Coon o el Bosque de Noruega.

Existen, además, una serie de factores ambientales que pueden jugar un papel importante en su aparición: dieta inadecuada, sobrepeso, ejercicios inadecuados y hereditarios

La displasia se desarrolla durante el crecimiento de los cachorros y en los casos más tempranos los primeros síntomas pueden llegar a hacerse visibles a partir de las 6 semanas de edad. En otros casos, los perros pueden no presentar ningún síntoma visible hasta el año o los dos años de edad y en algunas ocasiones, incluso observaremos la aparición de dolor y/ o cojeras en la edad geriátrica (7-10 años según la raza y el caso concreto).

Paciente canino con displasia de cadera.

A simple vista, algunos de los síntomas son:

  • Cojera de las extremidades posteriores
  • Falta de coordinación en los cuartos traseros (tambaleo)
  • Reticencia para correr y saltar
  • Dificultad para tumbarse y levantarse
  • Andar extraño

En gatos los síntomas son poco evidentes, por lo que no se llega diagnosticar en la mayoría de los casos. Los gatos con displasia de cadera se mueven poco, pasan muchas horas tumbados y no saltan encima de los muebles, lo que muchas veces los propietarios achacan a la edad.

El diagnóstico definitivo se realiza mediante radiografía. Esta radiografía se realiza en una posición específica y, normalmente, bajo sedación.

Dentro del Plan de Vida clínico de nuestros pacientes, en Vetclan recomendamos realizar radiografías a los 8 y a los 12 meses a aquellos individuos que pudieran presentar una especial predisposición (incluso sin síntomas aparentes), con el fin de diagnosticarla de manera precoz y así poder tomar las medidas correctoras o paliativas lo antes posible.

El tratamiento correctivo es siempre quirúrgico. Existen tres técnicas que se aplicarán según el tamaño, la edad y el estado del paciente:

  • Osteotomía de la cabeza del fémur. Sobre todo en perro pequeños. Se retira la cabeza femoral.
  • Osteotomía triple. Se realiza en animales jóvenes. Se corta la pelvis en la zona de la articulación en tres partes y se recolocan para cubrir la cabeza del fémur.
  • Colocación de una prótesis. Se utiliza en animales que ya han desarrollado artrosis.

Cuando la cirugía no es posible o como complemento de esta, existen tratamientos farmacológicos que pueden ayudar a controlar el dolor y la inflamación, mejorar la irrigación de la articulación y lubricarla para frenar la degeneración de la que hemos hablado.

En los últimos años, además existe la opción de realizar fisioterapia1 en los casos de enfermedades degenerativas articulares en animales. Al igual que en humanos, los resultados son realmente satisfactorios.

No obstante, no debemos olvidar que es imprescindible que este tipo de tratamientos sean realizados por veterinarios especialistas. De lo contrario, los daños pueden ser importantes.

La fisioterapia es un conjunto de técnicas que en este caso están dirigidas a controlar el dolor y fortalecer la musculatura de la zona para estabilizar la articulación.

Algunas de ellas son:

  • Crioterapia: el uso del frío contra el dolor y contra la inflamación.
  • Termoterapia: el uso del calor por sus propiedades relajantes y analgésicas y también como preparación al ejercicio.
  • Kinesiterapia: el veterinario manipula suavemente las articulaciones del perro a través de técnicas de estiramientos, ejercicios terapéuticos pasivos o activos de mecanoterapia con pelotas, planchas, trampolín. También como parte de esta técnica se realizan ejercicios de propiocepción.
  • Masajes: pueden tener un efecto estimulante o relajante según el tipo de masaje. Provocan calor en la zona y aumentan la circulación sanguínea y el drenaje de los tejidos.
  • Electroterapia: puede servir bien para luchar contra el dolor (efecto analgésico) o bien para aumentar la masa muscular.
  • Láser: tiene un potente efecto analgésico, antiinflamatorio y antiedematoso.
Para estos pacientes, la natación supone una forma de ejercicio segura y beneficiosa.

Asimismo, debemos tener en cuenta que aunque la consecuencia más importante de la displasia de cadera en perros y gatos es la degeneración temprana de la articulación (artritis y artrosis), el proceso también acarrea pérdida de masa muscular y de movilidad. En consecuencia, al margen de fármacos y cirugía, en la vida diaria de un perro o gato con artrosis deberemos:

  • Prestar especial atención a la alimentación. Una alimentación de buena calidad es básica en este tipo de enfermos. Y por supuesto, es imprescindible cuidar las raciones para evitar el sobrepeso, que en estos casos es especialmente nocivo.
  • Practicar ejercicio regular y de forma controlada. Es imprescindible mantener la masa muscular, por lo que actividades como la natación son sumamente beneficiosas, debiendo evitar cualquier tipo de ejercicios bruscos como los saltos o las carreras.

  1. ¿Quieres saber más sobre las técnicas de rehabilitación que aplicamos en Vetclan? Saber más ↩︎
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