Endocarditis bacteriana en perros

La endocarditis bacteriana en perros es una enfermedad que ocurre por la llegada de bacterias al corazón. Lo más habitual es la aparición de lesiones tanto en la válvula mitral como en la aorta. La aparición de esta enfermedad es ocasional en perros y rara en gatos.

Los factores predisponentes son:

  • Los perros de raza grande como pastor alemán y bóxer son los más afectados.
  • Es raro ver la enfermedad en pacientes jóvenes, siendo más habitual en pacientes adultos de mediana edad.
  • La malformación congénita del corazón puede predisponer al paciente a desarrollar la enfermedad.

Normalmente ocurre en corazones que ya tienen el endocardio dañado, lo que hace que aumente el riesgo de producir trombos. Primero se desarrollaría el trombo no infeccioso y debido a varios episodios de bacteriemia puede infectarse y producir un proceso inflamatorio de las valvas derivando en la destrucción de éstas.

Aparición de lesiones en la válvula mitral.

Infecciones como la prostatitis, pielonefritis y la enfermedad dental podrían ser una vía de entrada para el desarrollo de bacteriemia. Aunque a menudo el lugar de entrada de la bacteria permanece desconocido.  

Las bacterias que más reconocidas como causantes de la enfermedad son estreptococos, estafilococos y Bartonella (infestación por pulgas o peleas con gatos).

Las consecuencias sobre el organismo de nuestros pacientes se podrían dividir en tres grupos:

La enfermedad dental podrían ser una vía de entrada para el desarrollo de una endocarditis bacteriana en perros.
  • Derivados de la infección: Hipertermia, poliartritis y/o glomerulonefritis.
  • Derivados del daño cardiaco: Se puede observar fallo de las válvulas afectadas causando la aparición de regurgitaciones y pudiendo producir fallo cardíaco. Dependiendo de la válvula que esté afectada la evolución será más rápida, el tipo de endocarditis más agresiva es la que afecta a la válvula aórtica.
  • Derivados de tromboembolismo: A veces parte del trombo infectado se pude romper y soltarse llegando a obstruir vasos más pequeños. Está situación se vuelve peligrosa cuando se produce una obstrucción de vasos renales o cerebrales.

El paciente puede presentar síntomas como fiebre, letargia, desarrollo de soplo no detectado anteriormente, cojera, inapetencia, disnea, sincope e intolerancia al ejercicio.

El diagnóstico supone un reto, por ello son necesarias diferentes pruebas que se complementan para tratar de alcanzar el diagnóstico definitivo. Entre ellas están:

Es necesario realizar diferentes pruebas para alcanzar el diagnóstico definitivo.
  • Anamnesis y exploración detallada: nos puede ofrecer información sobre la vía de entrada de la bacteria. La exploración oral para detectar enfermedad periodontal avanzada y la exploración prostática son fundamentales en la sospecha de endocarditis bacteriana.
  • Radiografías torácicas: en ellas se pueden observar imágenes compatibles con cardiomegalia y edema de pulmón.
  • Electrocardiografía: Las arritmias cardiacas pueden aparecer en pacientes con esta enfermedad.
  • Ecocardiografía: Se puede ver un trombo macroscópico asociado a la válvula dañada, aumento de tamaño de las cámaras cardiacas y regurgitación en las válvulas afectadas.  
  • Ecografía abdominal: Nos ayuda a comprobar la ausencia o presencia de inflamación en los órganos que se consideran posibles vías de entrada de bacterias.
  • Analítica: aumento de la actividad de las células de defensa (glóbulos blancos) aumento de los valores renales. Hipoalbuminemia, hiperglobulimenia y elevaciones de fosfatasa alcalina.
  • Hemocultivo: es el cultivo de la sangre para localizar la bacteria causante de la enfermedad. Este cultivo no siempre da resultados, pero si se obtiene la bacteria causante guía el tratamiento antibiótico.

Una vez que se ha producido la infección y que se ha diagnosticado el tratamiento debe ser multimodal y adaptado al estado del paciente.

  • Bacteriemia: La manera de luchar contra las bacterias es con antibióticos. El antibiótico más adecuado se obtiene después de realizar un hemocultivo. Para mejorar los síntomas que esta produce se pueden usar antipiréticos.
  • Tromboembolismo: Tratamiento con anticoagulantes puede ser necesario si se evidencia el coágulo o diseminación de micro trombos.
  • Disfunción cardiaca: El tratamiento de los signos cardíacos que aparecen a causa de la infección es muy importante para tratar de estabilizar al paciente. Es habitual que estos pacientes permanecen en tratamiento y revisión cardíaca debido a las lesiones secundarias a la enfermedad.

Hay que tener en cuenta que la enfermedad ataca a órganos principales que pueden producir una situación de emergencia y peligro para la vida del paciente. Además de las secuelas que esta enfermedad pueda dejar en nuestro paciente. El pronóstico es grave y la mayoría de los casos son terminales, a pesar de instaurar terapia agresiva.

Es cierto que la aparición de esta enfermedad es incontrolable, pero si podemos ayudar a evitar factores predisponentes de infecciones que puedan ser una vía de entrada de bacterias a la sangre mediante la castración, limpiezas de bocas y manteniendo una correcta desparasitación externa.


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