Enfermedad degenerativa de la válvula mitral del perro

La enfermedad de válvula mitral es una de las patologías cardíacas más frecuente entre nuestras mascotas. Suele aparecer de manera silenciosa y se desarrolla hasta hacerse visible con síntomas realmente graves.

¿Cuáles son los factores predisponentes?

Esta patología es más frecuente en pacientes de edad avanzada.

Razas pequeñas como Yorkshire Terrier, Bichón Maltes, Pomeranian.

Cavalier King Charles Spaniel: podemos encontrar este tipo de enfermedad en pacientes de menos de un año de esta raza con severos cambios en el corazón. Por ello en esta raza es muy importante iniciar de manera temprana los chequeos cardíacos y mantenerlos.

¿En qué consiste la enfermedad?

Esta enfermedad afecta a las válvulas que se encuentran dentro del corazón y que son la puerta de paso de la sangre de atrios a ventrículos para posteriormente bombear la sangre hacia el pulmón y al resto del cuerpo. Suele iniciarse en la válvula mitral.

La enfermedad se produce por un mal funcionamiento de la válvula permitiendo que la sangre regrese al atrio cuando los ventrículos intentan bombearla al resto del organismo. La sangre se acumula en el corazón lo que termina produciendo la dilatación de éste y haciendo más difícil bombear tal cantidad de sangre. También existe un déficit de la sangre que llega a órganos importantes como el riñón, el hígado y el cerebro.

¿Qué provoca el mal funcionamiento de la válvula?

La degeneración de ésta. Con el paso de los años la válvula mitral  puede ir creando rugosidades que impiden el cierre adecuado de la misma. La aparición de esta enfermedad y su evolución es diferente en cada paciente.

¿Qué síntomas son habituales en la enfermedad?

Toses nocturnas que aparecen cuando el paciente está acostado.

Cansancio durante juegos y paseos.

Frecuencia respiratoria elevada mientras duermen.

Soplo en la auscultación durante una revisión rutinaria, indicativo del cambio de dirección de la sangre en el corazón.

Empezando con una completa exploración general y específica acompañada de pruebas diagnósticas. La prueba que confirma la enfermedad es la ecocardiografía ya que con ella se pueden ver las cámaras y las válvulas cardíacas, así como valorar si están funcionando correctamente. Para obtener un pronóstico pueden ser necesario realizar otras pruebas como radiografía, electrocardiograma y analíticas tanto de sangre como de orina para valorar la afectación de otros órganos.

Una vez realizadas las pruebas, el especialista clasificará la enfermedad de nuestro paciente según el consenso ACVIM. Este consenso nos ofrece una clasificación según la gravedad de las alteraciones diagnosticadas mediante ecocardiografía y demás pruebas complementarias. La clasificación consta de 4 fases siendo la A la de mejor pronóstico y la D la fase con peor pronóstico. Está clasificación nos da las bases para iniciar y modificar el tratamiento. Por lo que un correcto seguimiento para controlar la evolución, así como determinar la necesidad de instaurar o modificar el tratamiento para reducir síntomas y retrasar la evolución de la enfermedad es nuestra meta.

¿Cómo se diagnóstica de la enfermedad?

Empezando con una completa exploración general y específica acompañada de pruebas diagnósticas. La prueba que confirma la enfermedad es la ecocardiografía ya que con ella se pueden ver las cámaras y las válvulas cardíacas, así como valorar si están funcionando correctamente. Para obtener un pronóstico pueden ser necesario realizar otras pruebas como radiografía, electrocardiograma y analíticas tanto de sangre como de orina para valorar la afectación de otros órganos.

Una vez realizadas las pruebas, el especialista clasificará la enfermedad de nuestro paciente según el consenso ACVIM. Este consenso nos ofrece una clasificación según la gravedad de las alteraciones diagnosticadas mediante ecocardiografía y demás pruebas complementarias. La clasificación consta de 4 fases siendo la A la de mejor pronóstico y la D la fase con peor pronóstico. Está clasificación nos da las bases para iniciar y modificar el tratamiento. Por lo que un correcto seguimiento para controlar la evolución, así como determinar la necesidad de instaurar o modificar el tratamiento para reducir síntomas y retrasar la evolución de la enfermedad es nuestra meta.

¡Descompensación aguda!

A pesar del tratamiento, durante el tiempo que el paciente convive con la enfermedad puede desarrollar insuficiencia cardíaca congestiva aguda por rotura de la válvula, arritmias o incapacidad del ventrículo para contraerse derivando en edema de pulmón o efusión pericárdica. 

Cuando el paciente entra en esta descompensación suele mostrar una fase inicial que se caracteriza por inquietud evitando tumbarse, deambulando y mostrando una frecuencia cardiaca elevada. Si se observan estos síntomas en un paciente cardiópata es necesario acudir  al veterinario lo antes posible.

En resumen, la enfermedad de válvula mitral es una patología que afecta a pacientes de edad avanzada alterando la función hemodinámica del corazón que puede afectar a otros órganos importantes en la que una detección precoz y correcto seguimiento mejora el pronóstico y longevidad de nuestro perro.