Vamos a contaros cómo vive el mosquito que transmite la leishmaniosis, dónde se encuentra, cómo lo hace y cuáles son las épocas de contagio más peligrosas:
El mosquito que transmite la leishmaniosis se llama Flebotomo. Pocos de nosotros nos fijamos en él porque es muy pequeño -mide menos de 3 mm- y tiene un vuelo rápido. Su aspecto es encorvado (con una especie de giba) y tiene unas mandíbulas con las que hace una herida muy pequeña en la pìel, de la que chupa la sangre. Desgraciadamente, al mismo tiempo inocula la leishmania.
¿En qué época del año lo encontramos?
Desde el comienzo de la primavera hasta el fin del otoño se dan las condiciones adecuadas para la vida de este mosquito. Pero, ¡ojo!, para vivir necesita una temperatura entre 15º y 28º C, y una humedad aceptable.
Como veis, en contra de lo que se suele creer, en una provincia como Madrid es más fácil la transmisión en los meses de primavera y de otoño. En los meses más cálidos de verano hace demasiado calor y estos mosquitos desaparecen.
¿Dónde viven?
El flebotomo se adapta a cualquier sitio con cierta humedad y temperatura constante. En el campo de la España Central, es frecuente encontrarlo en conejeras o zonas de hojarasca. En las áreas urbanas se han adaptado a vivir en zonas umbrías de jardines, en alcantarillas o en garajes. Esta variedad de sitios, unido a la posibilidad de volar hasta 2 Km, hacen difícil su erradicación.
¿Cuándo “pican”?
Las hembras del mosquito se alimentan de sangre. Siempre que la temperatura esté en el rango que les permite vivir, vuelan desde el atardecer hasta bien entrada la noche y eligen para alimentarse, en el perro, zonas con poco pelo como el hocico, las orejas o la cara interna de los muslos. Además tienen fototropismo moderado, es decir, se sienten atraídos por la luz pero no se acercan al foco de la misma sino que se mantienen a una cierta distancia. De este modo, si estamos sentados en una terraza con luz encima de la mesa se acercarán a la altura de nuestras piernas, justo donde está nuestro perro.
Por supuesto, los flebótomos también pican a los seres humanos pero, salvo en personas inmunodeprimidas, nuestro sistema inmunitario neutraliza la diseminación de la leishmania.
¿Qué podemos hacer para prevenir el contagio?
Las siguientes medidas se han demostrado eficaces para reducir la posibilidad de contagio:
1.- No dejes que tu perro duerma fuera toda la noche.
2.- Utiliza insecticidas ambientales– pej.: los de enchufe- para evitar que los mosquitos entren en la habitación donde duerme el perro.
3.- Si estás en una zona de alto riesgo, utiliza mosquiteras en las ventanas. Recuerda que deben tener orificios de menos de 2 mm para que el mosquito no pueda colarse por sus agujeros. Si ya tienes mosquiteras y los orificios son mayores puedes rociarlas con un insecticida de permetrinas. Los mosquitos son extremadamente sensibles a ellas y no se acercarán.
4.- Utiliza collares o pipetas antiparasitarias de probada eficacia como repelentes de mosquitos. Los collares tienen una eficacia constante y más prolongada, llegando a durar hasta 6 meses. Si usas pipetas, pregunta a tu veterinario por su eficacia; en muchas ocasiones la protección real dura menos de 2-3 semanas.
5.- Vacuna a tu perro si vives en una zona de riesgo. Las vacunas han demostrado un eficacia cercana al 80% en la prevención de la leishmaniosis.
Y, a pesar de todo, disfruta de tu perro. No tiene sentido evitar salir por la noche. Mantén los hábitos de salida pero protégele adecuadamente.