Síndrome del perro braquicéfalo

Síndrome del perro braquicéfalo

Los perros de nariz chata (perro braquicéfalo) sufren, con frecuencia, problemas respiratorios de distinta gravedad. En estos casos es necesario tomar medidas correctoras desde el inicio del proceso ya que, de no hacerlo, el cuadro se agravará y pondrá en peligro la vida de la mascota.

Estos problemas pueden surgir en cualquiera de las razas consideradas braquicéfalas: Chihuahua, Bulldog, King Charles Spaniel, Carlino, Boston Terrier, Maltés, Pekinés, Pinscher, ShihTzu, Yorkshire terrier y bóxer. De entre ellas son el bulldog inglés, el bulldog francés y elPug o Carlino los que concentran un mayor numero de casos.

¿Qué es el síndrome del perro braquiocefálico (SPB)?

Es un conjunto de síntomas respiratorios (y, con frecuencia, digestivos) que presentan los perros de nariz chata como consecuencia de la selección realizada por el hombre.

Los perros braquicéfalos pueden tener uno o varios de los problemas siguientes: nariz con aberturas muy estrechas, cornetes nasales excesivamente desarrollados, velo del paladar muy largo y grueso, y tráquea de pequeño diámetro.

Cuando el perro sufre uno o varios de los anteriores problemas se produce un cuadro de dificultad respiratoria crónica que empeora con el tiempo y puede conducir a la aparición de otras dos alteraciones que complican y agravan el proceso: la eversión de los ventrículos laríngeos y el colapso de laringe.

La dificultad respiratoria se hace más evidente en momentos de excitación, de calor o cuando el perro está dormido.

¿Qué debo hacer si mi perro sufre un síndrome de perro braquicéfalo?
Es necesario empezar a actuar en una edad temprana para evitar el agravamiento de los problemas y la aparición de complicaciones secundarias. La secuencia actualmente recomendada es la siguiente:
  1. A los 4-6 meses se debe revisar la nariz. Si las aberturas nasales son muy estrechas es necesario realizar una cirugía correctora. Este es el primer problema en importancia. La corrección debe hacerse a esta edad ya que retrasarlo conduce a un engrosamiento del velo del paladar  y puede provocar la eversión de los ventrículos laríngeos y el colapso de la tráquea.
  2. Si después de la cirugía de nariz el perro continúa teniendo dificultades respiratorias se recomienda hacer un TAC. Esta prueba nos permitirá ver la nariz por dentro y valorar el  tamaño de los cornetes nasales. En muchas ocasiones, especialmente en perros muy chatos, los cornetes ocupan mucho espacio dentro de la nariz. Este es el segundo problema en importancia. Si sucede, la única forma de corregirlo es hacer una cirugía llamada turbinectomía parcial.
  3. Al año de edad se debe revisar nuevamente la nariz (si no se ha operado) y el velo del paladar. Si éste es muy largo y tapa la entrada de la tráquea, debe operarse para mejorar la entrada de aire.
  4. En perros que llevan tiempo sufriendo el problema, el aumento crónico de la presión inspiratoria puede conducir a la eversión de unas estructuras carnosas que tienen los perros en la laringe: los ventrículos laríngeos. Si este problema aparece se debe valorar la obstrucción laríngea que provoca dicha eversión. Salvo en casos severos, en los que es imprescindible quitar los ventrículos, deben solucionarse primero los pasos 1-3 ya que, con frecuencia la eversión de los ventrículos laríngeos es reversible si se resuelven los problemas de nariz y velo del paladar.
  5. En perros que llevan años sufriendo el aumento de presión inspiratoria como consecuencia de un SPB se produce una deformación y debilitamiento de los cartílagos laríngeos que conduce a un colapso de la laringe. Esta situación es extremadamente peligrosa ya que compromete la entrada de aire a los pulmones. La solución pasa por cirugías complejas, y no siempre exitosas,  para intentar estabilizar la laringe.